Este método consiste en realizar alguna oración común, reflexionando sobre el significado de cada palabra. No es una oración rítmica, porque la reflexión no está coordinada con la respiración. La idea es dedicar todo el tiempo que sea provechoso a tratar de comprender más claramente, apreciar más profundamente, abrazar más plenamente, el significado de cada palabra o frase de una oración como el Padre Nuestro, el Credo (Profesión de Fe), las oraciones de la liturgia eucarística o de alguna otra ceremonia (como el matrimonio o el bautismo), etc.

El propósito de esto es doble:

Primero , nos ayuda a apreciar mejor el significado de estas oraciones y a experimentar más devoción en ellas cuando las recitamos, ya sea solos o durante los servicios de adoración con otras personas.

En segundo lugar , profundiza nuestra comprensión y aprecio de las creencias y actitudes cristianas fundamentales expresadas en estas oraciones que la comunidad creyente tiene en tan alta estima. Esto nos ayuda a crecer en unión de mente y corazón, tanto con Jesús como con la comunidad. (Ver San Ignacio, Los Ejercicios Espirituales, "Segundo Método de Oración").